En Hollywood, hablar de corto plazo en un estreno, es hablar del año siguiente. La planificación de las películas, sobre todo las grandes producciones de más de 100 millones de dólares, se prevén con varios años de antelación.
Es lógico. Hay mucho dinero en juego, mucha gente implicada y todo en un sector en que la competencia es mayor cada día que pasa.
Obviamente, esta previsión a futuro, hace que muchos proyectos sea conocidos por todo el mundo, incluso antes de rodar la primera escena. Para bueno o para malo, tanto conocimiento puede posicionar a los espectadores de cara a una película, pues el elemento sorpresa, tan bien utilizado en otras ocasiones, pierde por completo su eficacia.
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Un ejemplo de este buen hacer lo tuvo Seven. Nadie sabía que Kevin Spacey iba a ser John Doe, el malo de la historia, más que nada porque le ficharon dos días antes de empezar a rodar. El estudio lo aprovechó y el resultado fue un taquillazo tremendo que superó los 300 millones de dólares. Imposible hacer eso ahora.
Es más, hay películas que meses antes de ser estrenadas, ya parecen sentenciadas por uno u otro motivo. En 2017 ya hicimos nuestras previsiones, y nos confundimos en pocas de ellas.
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En 2018 nos la hemos vuelto a jugar con títulos que, a priori, deberían estar en lo más alto de taquilla y crítica. Veremos si hemos hilado fino o, en esta ocasión, nos hemos confundido.
Fotos: iMDb