Ella tenía veintiún años. Él, setenta y cuatro. Dos generaciones (y muchas otras cosas) los separaban. Y, sin embargo, el encuentro entre ambos se produjo; aunque finalmente el resultado de tan insólita cita no fuese el esperado por la primera.
Porque en aquel mes de mayo de 1956, cuando Brigitte Bardot se presentó en el estudio de Pablo Picasso situado en las inmediaciones de Cannes para que éste le hiciese un retrato, lo único que se llevó fue un enorme NO por su parte. Pues, a pesar de su insistencia, el artista se negó a pintarla. ¿Por qué?
ADEMÁS: La historia de Audrey Hepburn contada a través del lazo
Cuenta le leyenda que, por aquel entonces, Picasso solo tenía ojos y pinceles para Jacqueline Roque, su última y definitiva esposa, musa eterna del pintor y gracias a él también la mujer más retratada de la Historia con hasta cuatrocientas pinturas dedicadas a su figura. Se dice y se comenta que en la última etapa de su vida el malagueño no toleraba ninguna otra presencia en su taller. Tal era el amor que existía entre ambos que, cuando en abril de 1973 Pablo Picasso falleció, Jacqueline cayó en una profunda depresión que no pudo superar y que en la madrugada del 15 de octubre de 1986 le llevaría al suicidio.
ADEMÁS: 10 veces en que Marilyn Monroe no fue retratada como una mujer-objeto
Pero volvamos a los tiempos alegres. A Brigitte Bardot. A aquella primavera, días previos al Festival de Cannes, en que la actriz aprovechó el viaje para pasarse a ver a Picasso. Vistiendo un vestido de flores y con el cabello recogido en una coleta alta, el mito erótico acudió a uno de los artistas más célebres del momento para ser pintada y éste la rechazó. He ahí el titular. He ahí la historia.
Afortunadamente, alguien tomó fotos de aquello para que el mundo tuviera constancia. Click en la galería para verlas.
ADEMÁS: Celebrities tras la cámara
Fotos: Cordon Press