Su vida fue un Buenos Aires-París de libro. Pintó, ilustró las historias de otros, escribió sus propias novelas, diseñó vestuario y decorado para teatro y hasta creó el packaging de un perfume icónico: Shocking de Elsa Schiaparelli.
¿Cómo no iba a reconocer Christian Dior un talento como el de Lenor Fini? Antes de abrir su taller de costura, el modista se dedicaba al negocio del arte en París. Ella se movía en selectos círculos culturales, en los mismos que Dalí, Picasso, Max Ernst (su amante), Chirico y Jean Cocteau. Cuando Dior descubrió a Fini, él personalmente se encargó de organizarle su primera exposición en los años 30.
Para el último desfile de Alta Costura de la Maison, Maria Grazia Chiuri ha querido rescatar toda la inspiración que la artista le brindó al fundador de la firma con una colección que evoca su obra; a medio camino entre el sexo y la muerte. Ambas, por si te lo preguntas.
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Volviendo a aquel París, al de los ismos, se aparece de repente una Leonor Fini de mirada fija y vestimenta excéntrica. De pequeña, su madre la vestía de niño para evitar que su padre, al que no querían ni ver, la raptase. En su yo estilístico adulto, vestidos de satén y guantes blancos largos se alternan con largas capas estampadas, penachos de plumas, cabezas de animal enfurecido hechas con papel maché, antifaces, redecillas y accesorios de geisha.
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Uno de los trabajos más célebres de Leonor fue un retrato que le pintó a María Félix. "Otra pintura llamada Reina del Fuego", lo tituló.
Ahora, haz click en la galería para ver algunas fotos de la artista a la que Dior convirtió en musa una y dos veces en todo su esplendor.
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Texto: Mila García
Fotos: Cordon Press y Pinterest