Nebraska, historia (sentimental) de una cafetería
Nebraska, historia (sentimental) de una cafetería
Seguramente a los millennials (en general) no les provoque la más mínima reacción el cierre de las míticas cafeterías Nebraska de Madrid. Pero, sepan quienes desconocen lo que fue Nebraska o aquellos no residentes en la capital a quienes no les suena siquiera el nombre, que decimos adiós a un emblema de esta ciudad.

Atención. Estamos hablando de un establecimiento que abrió sus puertas en 1955 en la calle Bravo Murillo. Pronto se convirtió en una cadena de cafeterías modernas, como de Nueva York o por ahí.
En medio del páramo que era el Madrid franquista, Nebraska resultaba de lo más sofisticada y con un aire muy "americano". Cercano en su estética a los dinners de las películas.
De hecho, el plato estrella de la casa fue (hasta ayer mismo) su perrito caliente.
Había (hoy por hoy) cinco cafeterías Nebraska en Madrid pero sus locales emblemáticos estaban en la Gran Vía. Sobrevivía uno de ellos en esta artería principal de la capital pero en la memoria quedaba el Nebraska de al lado de la cadena SER, casi a la altura de Telefónica, donde recalaban locutores de radio famosos, cantantes a la espera de subir a Los 40 principales, celebridades que cenaban a destiempo y, durante una época, Tamara (luego Yurena y luego Ámbar -o al revés-) con Margarita Seisdedos, madre e hija siempre en una mesita oscura, pasando la tarde.
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El largo crepúsculo de cafés, bares y cafeterías de toda la vida
Pero así es Madrid.
Se van los cafés de toda la vida y la urbe se convierte en una distopía donde las franquicias de ropa o comida rápida devoran todo.
Cerró el Café Comercial, ha cerrado la cervecería Santa Bárbara (clásico donde los haya del barrio de Salamanca) y casi no quedan los entrañables "bares de viejos" de los de verdad.
Es el paso del tiempo.
Nebraska se nos ha ido, deja a 92 personas sin trabajo, y un cierto vacío. Conservaba el encanto de lo demodé, de aquello que alguna vez fue rabiosamente moderno y se había quedado como congelado en ámbar.
Que la memoria guarde las tardes de Nebraska, sus tortitas con nata, sus incomibles patatas fritas congeladas, su iluminación deprimente pero, a la vez, gozosa en lo que de nostalgia tiene.
Nebraska.
Descanse en paz.
Fotos: Nebraska