Machistas, racistas y mucho peor: así eran los anuncios de comida en el pasado
Machistas, racistas y mucho peor: así eran los anuncios de comida en el pasado
La publicidad es el reflejo de los tiempos. No hay más que echar un vistazo a los anuncios de un momento histórico concreto para, sin necesidad de información extra, hacerse una idea de cómo pensaban, sentían y, por consiguiente, consumían sus gentes.

En concreto, los carteles publicitarios de comida y bebida pueden decirnos mucho acerca de una época. Entre los últimos años del siglo XIX y mediados del XX, en sociedades occidentales como las de Estados Unidos, Francia e Inglaterra, el machismo, el racismo, el clasismo o la insensibilidad ante el sufrimiento animal estaban tan extendidos e incluso normalizados que nadie se extrañaba al encontrárselos en una campaña.
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Pero tampoco pensemos que hemos avanzado tanto desde entonces. Algunos de esos estereotipos, aunque de un modo mucho menos evidente, siguen repitiéndose hoy en publicidad: ya no aparecen amas de casa con delantal almidonado, sonrisa perenne y asado humeante, pero sí madres hipsters multitarea que, mientras el padre permanece sentado a la mesa con sus hijos, se encargan de preparar y servir la comida para toda la familia por el mero hecho de ser mujeres. Al final cambian las formas, pero no el contenido. En el caso del sexismo, la cosa está muy clara... dado que existe, se plasma en los anuncios. Tan simple y, a la vez, tan difícil de entender por los que aún lo niegan.
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Volviendo al pasado, nos encontramos además con indignantes publicidades donde, por expresarlo de un modo suave, se compara el color de la piel de una persona con el de un alimento, donde el mundo se divide entre señores y criados, donde el bienestar de los animales no importa si éstos se pueden comer. ¿Quieres comprobarlo? Pues haz click en la galería.
MILA GARCÍA
Fotos: Cordon Press