Escapadas de otoño para hacer o soñar
Escapadas de otoño para hacer o soñar
La imagen de arriba pertenece al valle de Espot, en Lleida, bosques que se pintan de ocre y (ojalá) las primeras nieves. El otoño ya está aquí y podemos escapar o, tal vez, tengamos que guardar confinamiento en nuestras localidades y habremos de conformarnos con el sueño de un viaje.
¿Por qué no visitar territorios del Pirineo en este octubre raro?
Otros destinos también se visten con sus mejores colores.
Lugares inesperados, no tan conocidos como los habituales, rincones de la naturaleza para respirar en tiempos de pandemia, como el castañar de El Tiemblo en Avila, perfecto para tan melancólica estación.
Y luego está el mar de otoño, tan fascinante, Guetaria, al norte, donde nacieron Juan Sebastián Elcano y Balenciaga, es un lugar de paisajes absolutamente hiptónicos. Con lluvia o sin lluvia.
Otro rincón de la península para quienes quieran (y puedan) huir del mundanal ruido: el mirador de Galiana, dentro del Parque Natural del Cañón del Río Lobos, en Soria.
Y luego está Mallorca, puro mediterráneo que se sume en la quietud ahora que los vientos otoñales comienzan a llegar y el turismo se ha reducido. La imagen es de Cala s'Almunia.
En busca del sol otoñal también está ese sur de pueblos blancos, desde Frigiliana hasta Ronda. O (en la imagen), Casares, escondido en la serranía malagueña.
Y para quien esté encerrado en el Madrid al que la pandemia asedia siempre le quedará el parque del Retiro, con su luz de otoño hermosísima. Hasta que cierren los parques. Si es que eso llega a suceder.
Cabe también la posibilidad de huir del otoño y contemplar el océano en Canarias, tal vez avistar la isla de La Graciosa, en Lanzarote, refugiándonos en el templado viento de horizontes lejanos.
Otoño para escapar o para soñar. La vida es viaje. Resulta difícil renunciar a ello. Incluso cuando un maldito virus impone sus limitaciones.