'Maya': amor en La India, pero imposible
'Maya': amor en La India, pero imposible
Mia Hansen-Love, cineasta francesa que (hace no mucho) conquistó a la crítica con El porvenir, nos plantea el dilema de elegir entre el amor o la entera entrega a la que es tu vocación.

La película relata un momento en la vida de Gabriel (Roman Kolinka), reportero de guerra que decide apartarse durante un tiempo de la profesión después de haber sido secuestrado por un grupo terrorista en Siria junto a otros dos compañeros y haber sido liberado varios meses despúes. Da un vuelco a su vida, deja todo atrás y regresa a sus raíces. Viaja a la India, donde conoce a Maya (Arshi Banerjee), la hija de su padrino, con la que mantendrá una relación muy especial.
La directora muestra a dos personajes bastante opuestos, pero destinados a entenderse. Ella es una chica joven, alegre y con una vitalidad radiante. Él, sin embargo, es mucho más oscuro y solitario. En un principio los dos comenzarán una curiosa amistad que no tardará en convertirse en atracción y, posteriormente, en un amor imposible.
En Maya resulta omnipresente el paisaje de la India, fotografiado en intensas postales desde la distancia. También se plantea un ligero conflicto entre los habitantes autóctonos, que aman su tierra y sus costumbres, y los extranjeros, que llegan allí con la intención de huir de su pasado y desconectar de su asfixiante rutina. Además, Mia Hansen-Love coloca todo el protagonismo en Kolinka, que dice mucho más con la mirada, su constante seriedad y sus gestos que con los propios diálogos.
Pero vayamos a lo importante: ¿emociona esta película? ¿Cautiva? Depende. Cuando acudí al pase de prensa para ver Maya, en una butaca cercana, un espectador dormía a pierna suelta. Pero otra gente disfrutó de esta cinta. Hay opiniones divididas. Maya es una película de amor que seguramente no suscite unanimidades, pero lo mejor es que vayan a verla y juzguen ustedes mismos.
PAULA BARRADO