Érase una vez Dior Alta Costura Primavera-Verano 2017. O el estreno de Maria Grazia Chiuri en la Haute Couture de la firma. Sucedió en París. A cada diseño, cada destello y cada palabra más suya y menos racional. Como la mejor de las fábulas.
1. Indios en Versalles
Tocadas por penachos de suntuosas plumas en tonos dulces, las modelos de Dior flotan en medio de la neblina primaveral; conjugando en su delirio (real o imaginado) revoluciones apaches y pastelosidad versallesca.
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2. Juego de espejos
En el Museo Rodin de París, nada es lo que parece. En su mundo de fantasía, los reflejos juegan al embuste, dándole a la costura de Christian Dior un aire todavía más irreal... porque la vida es sueño y los sueños, moda son.
3. El volumen del bosque
Siempre atenta a los códigos históricos de la maison, su nueva directora creativa hace en este desfile un arte de la forma; voluminizando cada vestido justo hasta donde su tejido es capaz de llegar: ni un centímetro más, ni uno menos. Siluetas cocoon, faldas New Look que se alargan hasta la hierba o mangas de farol que quieren transformarse en pétalos los definen.
4. Entre flores (de colores)
Están por todas partes. En los bordados de las prendas, en los accesorios y en el pelo. En el ambiente. En el relato. En la mente de quien las roza. Y se expresan a través de la belleza sin control. Pues, ¿qué sería de un jardín salvaje sin las violetas, las amapolas o las margaritas comunicando a sus anchas por él?
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5. La neo-viuda negra
Bucólicas ibélulas o mariposas sustituyen a las tétricas arañas en los tocados que accesorizan algunas piezas de la colección. No por ello exentos de veneno, estos animalillos casi echan a volar por el espacio gracias a la ayuda del encaje negro, la gasa de seda o el tul plisado... que les dan alas.
6. Contra el aburrimiento, pasión
De repente, un brote rojo o un tacto de flora acolchada irrumpen en el paisaje, sorprendiéndolo primero a él y después al resto. Y es que, si por algo se caracteriza el trabajo de Maria Grazia Chiuri, es por salirse (siempre un poquito más) de lo predecible.
7. En las estrellas...
Al caer el sol, las flores y las mariposas mutan a estrellitas metalizadas que se alumbran con la luz natural del Universo. Da igual si van en una diadema, en el talle de un vestido o directamente enmarcando el maquillaje: el caso es expandirse. Como si de pequeñas supernovas en pleno proceso de liberación de energía se tratasen.
8. El onirismo hecho detalle
Soñar también es vestir una muselina color nude repujada en hilo de oro, llevar unos zapatos de satén negro con bordados y lazos o ponerse un anillo en forma de crisálida. Soñar también es Dior.
9. ¿Bailamos?
De nuevo, lo inesperado. En este caso, traducido al lenguaje discotequero a base de lamés dorados o plateados, plumas teñidas y escotes en uve que, de modo literal, llegan hasta el ombligo. ¿Quién dijo que a las criaturas del bosque no les gustaba la noche?
10. Hechizo de luna
Sí, durante todo este tiempo estabas soñado. Ahora cierra los ojos y colorín colorado; esta fiesta (aún no) se ha acabado.
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Fotos: Cordon Press