Le han dado el Premio Nacional de Música a Christina Rosenvinge y nos alegramos. Porque se trata de una mujer poderosa que es gran icono del pop y referencia intergeneracional, capaz de alternar con Joaquín Sabina (véase la sorprendente instatánea de arriba) o cantar junto a Vetusta Morla o poner en pie a todo un festival con su voz de seda levemente desafinada.
Amamos a Christina Rosenvinge porque su música posee la dosis suficiente de poesía como para trascender la vulgaridad cotidiana.
Amamos a Christina Rosenvinge porque es indie pero mucho más que eso ya que procede de las lejanas glaciaiones de la posMovida.
Amamos a Christina Rosenvinge, por encima de todo, a causa de sus canciones.
Enunciemos algunas sin orden ni concierto.
1. Verano fatal
La colaboración de Christina Rosenvinge y Nacho Vegas dio un disco fabuloso y un (auto)retrato del amor expuesto a los flashes de los paparazzi.
2. Canción del eco
El mito de Narciso revisitado por Christina Rosenvinge con una exquisitez que asombra.
3. Tú por mi
Hay algo de memoria adolescente en esta canción y también algo de aquellos maravillosos 90 en los que cierto pop en español sonaba en Los40 sin tener que parecerse a lo que hacía Enrique Iglesias y Alejandro Sanz. Ahora hay que parecerse a C.Tangana. Que ni tan mal.
4. Voy en un coche
Y luego está la actitud (tan rock&roll) y ese feminismo antes del nuevo feminismo que destilan tantas canciones de Christina Rosenvinge.
5. Tu boca
El erotismo según Christina Rosenvinge y, digámoslo, la extraordinaria capacidad de desarrollar una carrera tan coherente (y exigente) en lo artístico. Todo está cuidadísmo en cada pieza de su trayectoria: músicas, videoclips, cubierta de sus discos, imágenes de promoción… En un país donde se tiende a cierta cutrez, Christina Rosenvinge representa la inequívoca elegancia de la verdadera estrella del pop.
6. Mil pedazos
Y el amor siempre, absolutamente. Toda canción es, de un modo u otro, una canción de amor. Así funciona el ser humano.
7. Hago chas
Un placer culpable que, seguramente, Christina Rosenvinge aborrece pero que adoramos irremisiblemente porque es como una canción infantil que jamás se agota. Si hasta Supersubmarina se atrevieron a ejecutar una muy resultona versión. Larga vida a Christina Rosenvinge.
ADEMÁS: ¿Es reivindicable La Oreja de Van Gogh?
Foto: Gtres
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